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Ansiedad y miedo en la infancia

“Se come las uñas, tiene tics, tartamudea, tiene miedo a quedarse solo, llora cuando me voy, tiene miedo a la oscuridad, no quiere estar con los amigos, etc., son algunas manifestaciones infantiles que causan preocupación en los padres.

Todas las personas alguna vez en nuestras vidas hemos experimentado ansiedad y miedo. En el caso de los niños puede ser hasta cierto punto positivo porque hace que se comporten de manera más segura. Por ejemplo, cuando un niño tiene miedo a cruzar la pista, evitará que cruce de manera imprudente la calle.

Ansiedad y Miedo La ansiedad es una reacción emocional desagradable que se da ante la percepción de una amenaza y tiene como finalidad la propia protección. Se genera a partir de la valoración que la persona le da al hecho más que al hecho en sí mismo, es decir, lo que significa en su vida. En el caso de los niños, estos miedos pueden ser: miedo a ser abandonado, a perder a la persona amada, a la venganza, al castigo, etc. Por otro lado, cuando la ansiedad se produce por estímulos específicos, estamos hablado de miedo. Algunos miedos pueden ser: miedo a los extraños, a la oscuridad, a algunos animales, a la alturas, a las interacciones sociales. Tanto la ansiedad como el miedo son respuestas normales para enfrentar los peligros reales o imaginarios y la mayoría de los niños lo experimentan de manera transitoria pues están asociados al desarrollo. Los miedos más frecuentes son:

Conforme los niños van creciendo, los miedos pueden ir desapareciendo o también pueden ser reemplazados por otros.

Cuando los niños experimentan periodos largos de ansiedad y no se les presta la debida importancia, pueden perjudicar significativamente sus vidas y causar baja autoestima, problemas de atención, deterioro en sus relaciones sociales, ausentismo escolar, dificultad para adaptarse a situaciones nuevas, rituales, obsesiones fobias, trastornos de pánico, etc.

¿Cómo ayudar a un niño con ansiedad? Nosotros como padres tenemos un rol importante para prevenir futuros trastorno de ansiedad. Podemos ayudarlos reduciendo los factores estresantes y potenciar sus recursos personales, aquí te damos algunos consejos:

  • Hablar con el respecto a lo que le preocupa y cómo se siente, sin obligarlo dándole el tiempo necesario para pueda expresarse.

  • Ser modelos de afrontamiento. Somos los principales referentes de nuestros hijos por ello, en la familia, debe encontrar un espacio donde se permita expresar los sentimientos en vez de ocultarlos, afrontar los problemas en vez de evadirlos.

  • Exponerlo gradualmente a la situación que le causa miedo o ansiedad y felicitarlo por sus avances.

  • Comprender los sentimientos de nuestro hijos. Por ejemplo el nacimiento de un hermano, la entrada al colegio, una mudanza, etc., pueden ser preocupaciones intensas para él, en ese caso no debemos minimizar lo que siente.

  • Hablar con él sobre todo aquello que tiene miedo y preguntarle qué es lo peor que puede pasar. Darle soporte y contención.

  • Potenciar sus recursos personales. Proveerle sentimientos de autoeficacia, es decir que él es capaz de resolver sus problemas, elogiando constantemente sus logros así nos parezcan pequeños, ya la autoeficacia está relacionada con la autoestima.

  • Proveerle amor incondicional. Aceptarlo tal como es, demostrándole que nos interesa lo que le pasa, aceptando sus limitaciones sin pretender que sea perfecto.

  • No sobreprotegerlo, la sobreprotección genera debilidad mientras la confianza y la responsabilidad promueven una autoestima positiva. En este sentido, el niño debe aprender de los errores para ser más asertivo y de paso, ganar autonomía.

  • No ser sobre exigente. Es decir que nuestras metas respecto a ellos estén basadas en la realidad y en sus propias capacidades, más que en nuestros deseos. Hay que animarlos a que hagan las cosas lo mejor que puedan y reforzar sus avances.

  • Evitar hábitos perfeccionistas: estudiar hasta altas horas de la noche o repetir muchas veces un trabajo hasta que esté perfecto no es saludable. Es conveniente establecer un horario y unos objetivos de estudio realistas.

Por último, si nos damos cuenta que la ansiedad de nuestro hijo se prolonga por semanas lo más adecuado sería buscar ayuda terapéutica.

“El miedo está siempre dispuesto a ver las cosas peores de lo que son”

Más: http://www.psicoterapeutas.com/pacientes/desensibilizacion.htm TERAPIA COGNITIVA con niños y adolescentes. Aportes técnicos. Segunda Edición. E Burge, M. gomar, J. Mandil Editorial AKADIA. Bs.As. Argentina, 2010.

Si tu niño tiene este problema, búscanos.

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