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Disciplina democrática. Las bases de la Disciplina Positiva


Comparto con ustedes algunas reflexiones en torno a los escritos y estudios de Rudolf Dreikurs, educador y discípulo de Alfred Adler, teorías donde se basa la disciplina positiva.

Tanto Dreikurs como Adler sostenían que los niños deben ser educados bajo una atmósfera democrática. Donde no exista exceso de control e imposición del poder (propia de una educación autoritaria) pero tampoco una educación permisiva donde haya ausencia de reglas y por lo tanto de protección. Una atmósfera democrática es la equilibra la amabilidad y la firmeza al mismo tiempo. donde los niños puedan crecer siendo respetados en todas sus dimensiones, donde sean tomados en cuenta y obtengan una verdadera motivación, aprendiendo el sentido de cooperación y responsabilidad y donde puedan satisfacer sus metas de pertenencia y significancia.

No obstante, contrariamente a los que nos enseña las ampliamente difundidas teorías de modificación de conducta, donde se sostiene la eficacia de los premios y castigos, Dreikurs sustentaba que estos dos métodos no son efectivos a largo plazo, es más, simplemente no tiene mayor influencia o enseñan algo positivo a los niños. Por el contrario, tienen un efecto perjudicial en su desarrollo, si es que queremos educar en una sociedad con valores democráticos.

Los castigos enseñan a los niños que si los adultos pueden castigarlos, entonces ellos también pueden hacerlo. Además de generarles sentimientos de rebeldía, revancha y resentimiento. El castigo enseña a la persona a sentirse mal por el error cometido en el pasado, en cambio una actitud democrática basada en el respeto mutuo, involucra a los niños en las decisiones y enseña valiosas habilidades para la vida, por lo tanto los errores se convierten en valiosas oportunidades de aprendizaje.

Asimismo, los premios y alabanzas, lejos de los que muchos piensan que genera “buenas” conductas, enseña a los niños que su conducta está condicionada al control externo. En contraposición Dreikurs propone la motivación a través del dar aliento. El decía “un niño necesita motivación, así como un planta necesita sol y agua” Este dar aliento genera en los niños una adecuada autoestima y además los hace sentirse valiosos por lo que son y no por lo que deberían hacer para agradar al resto.

Cuando se educa en base los premios y las alabanzas, de algún modo les estamos diciendo a los niños que ellos son valiosos en la medida de que hagan todo “perfecto”, esto por su puesto genera ansiedad por lo tanto les resta creatividad y libertad, en cambio cuando se educa con aliento, dentro de una atmósfera de respeto donde hay libertad para pensar, les enseñamos a los niños el valor de ser imperfectos por lo tanto crecen seguros de sí mismos y con un fuerte deseo a cooperar.

Del mismo modo, Dreikurs se opone a lo que muchos sistemas educativos hoy en día promueven: la competición. Para él, la competencia genera división en contraposición de la cooperación. Los niños en estos sistemas de competencia, crecen bajo un gran estrés pues viven pensando que son buenos en la medida que ganen. Entonces, su creatividad está dirigida a vencer a los demás por lo tanto genera división en vez de igualdad. En cambio en un sistema basado en la cooperación los niños tienen un mejor funcionamiento pues viven el libertad por lo tanto se respeta su individualidad y dignidad, esto da como resultado seres humanos capaces de contribuir con su entorno de manera positiva.

Para Dreikurs, todos los seres humanos nos movemos buscando alcanzar las metas de significancia y pertenencia. Sin embargo, cada persona tiene una lógica única y privada de cómo interpreta la realidad y qué debe hacer para alcanzarlas. En el caso de los niños cuando ellos no logran conseguirlas, surgen las metas equivocadas (atención, poder, venganza e insuficiencia asumida); recibe este nombre, porque la motivación se fundamenta en la creencia errónea de cómo ellos esperan lograr un sentido de pertenencia e importancia en su entorno.

A través del método de las “metas equivocadas” además de comprender cuál es el real propósito del niño, podemos estimularlo hacia una conducta mucho más cooperativa. Para lograrlo, primero tenemos que identificar cuál es su meta, a través de la observación de su comportamiento y del nuestro, mostrando sensibilidad ante sus demandas al confrontarlo con su meta errada, así como emplear procedimientos adecuados para que él pueda alcanzar sus metas de pertenencia e importancia y pueda desarrollarse de manera sana y adaptada.

Gracias a las las ideas de Adler que Dreikurs logró critalizar en sus conceptos de “educación democrática” hoy en día las personas que creemos en esta filosofía, podemos transmitir este mensaje de respeto mutuo y de cooperación, interviniendo en nuestras comunidades, educando a familias y a maestros en las las escuelas y sembrando cada día nuevas semillas de disciplina positiva alrededor del mundo.

Gina Graham Psicóloga-Psicoterapeuta Certified Positive Discipline Parenting & Classroom Educator

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