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Una mirada al bullying


“Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos reflexivos y comprometidos puede cambiar el mundo. De hecho, es lo único que lo ha logrado.” Margaret Mead

El problema del acoso escolar o más conocido por su significado en inglés “bullying” ha aumentado en los últimos años de manera vertiginosa en diferentes partes del mundo, llevando a muchos escolares a vivir situaciones desesperantes que sobrepasan su capacidad de afrontamiento y en casos extremos, los han llevado hasta el suicidio. En el Perú cerca de 50% de escolares de colegios públicos y privados han sido víctimas de “bullying” según un estudio de especialistas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Esta situación ha hecho que las escuelas, familias y sociedad civil empiecen a tomar un rol más activo y comiencen a desarrollar nuevas estrategias que puedan ser implementadas de manera eficaz en los diferentes contexto donde se desenvuelven los estudiantes.

¿Qué es el “bullying”?

El “bullying” es una forma física y emocional de abuso e intimidación hacia otra persona, la cual ocurre sistemáticamente, de manera reiterada y sin razón aparente por parte de uno más estudiantes por un largo periodo de tiempo. Los expertos señalan que para identificarlo, existen características claramente definidas y entre las cuales se destacan:

  1. Deliberación: La intención es herir a alguien.

  2. Repetición: Se suele atacar a la misma víctima de manera reiterativa en el tiempo.

  3. Desequilibrio de poder: Se escoge a una victima que se percibe como vulnerable. El acosador suele tener mayor “poder” creando el desequilibro.La persona o personas que ejercen el bullying lo hacen con la intención de imponer su poder sobre el otro, a través de chismes, amenazas constantes, ataques verbales, agresiones físicas y hoy en día se suma a esto, el uso del internet como medio de intimidación en forma anónima a través de las redes sociales.

Las consecuencias son tanto para la víctima como para el agresor. En el caso de la víctima ésta empieza a experimentar una serie de trastornos emocionales como la ansiedad, cambios de estados de ánimo, problemas psicosomáticos, pérdida de interés a la escuela, depresión, miedos y en casos extremos el suicidio. Por otro lado, el agresor, puede verse involucrado en diferentes tipos conductas delictivas o presentar dificultades para la convivencia, puesto que no ha aprendido formas adecuadas para relacionarse con su entorno.

¿Quiénes participan?

En el bullying podemos apreciar que existen tres participantes principales:

El agresor: Estos suelen ser mas fuertes físicamente, impulsivos y dominantes y con poca capacidad empática. Pueden acosar de manera intelectual, organizando y manipulando a otras personas para que cumplan sus órdenes o manifestando un comportamiento antisocial intimidando de manera directa a su víctima.

La victima: Tienden a compartir similares características ente las que destacan: timidez, baja confianza en sí misma, ansiedad, aislamiento social, dificultad para relacionarse, por ende, pocos amigos, sumisión, en algunos casos baja estatura, menor fuerza o dificultades en la coordinación y excesiva dependencia de los adultos.

Espectadores: Los espectadores forman parte del problema al mantener el abuso a través de la indiferencia, las risas o hacer comentarios que estimulan al agresor. La mayoría de espectadores, aceptan pasivamente la intimidación, por un lado, proporcionando al agresor el público que desea y aceptando de manera silenciosa su conducta, por otro lado, empezando a tornarse insensibles ante las agresiones cotidianas y no hacer nada ante las situaciones de injusticia.

¿Qué hacer?

Saber cómo y cuándo intervenir requiere de estrategias eficaces y prácticas que parten del respeto mutuo y de la enseñanza de habilidades cognitivas, sociales y emocionales para hacer frente a los problemas. Aquí algunos consejos desde la Disciplina Positiva:

En la familia:

  • Establecer lazos de comunicación respetuosa. Una buena manera es implementando las reuniones familiares donde cada miembro tenga la oportunidad de ser recocido como importante y pueda expresar sus necesidades.

  • Entender la importancia de establecer límites con amabilidad y firmeza.

  • Comprender cómo nuestras acciones afectan de manera directa el comportamiento de los hijos y cómo constantemente se estamos modelando conductas.

  • Enseñar a los hijos habilidades inter e intrapersonales para afrontar problemas, situaciones incómodas y presión de grupo.

  • Darles a nuestros hijos la oportunidad para que puedan sentirse capaces y usar ese poder de manera constructiva y con un propósito.

  • Crear un ambiente donde se respire el respeto mutuo y se enseñen nuevas formas de comportarse en la familia. Este respeto no sólo es entre pares sino también entre y con todas las personas involucradas.

  • Dar un paso hacia atrás y observar más allá de la conducta, ver la creencia que la subyace el comportamiento y entender las diferentes caras de la intimidación.

En la Escuela:

Ya que el bullying se presenta en la mayoría de los casos en el ámbito del salón de clases, el docente se convierte en el agente de cambio por excelencia, el cual tiene la tarea de prevenir, atender y detener las situaciones de acoso escolar. Por lo tanto, desde el salón de clase puede:

  • Favorecer un clima escolar favorable y respetuoso. Esto es entre adultos, niños y jóvenes, donde se implemente una cultura de confianza y justicia social.

  • Implementar las reuniones de clase, donde se enseñen habilidades para la sana convivencia, el respeto de los derechos (propios y ajenos) y la solución conjunta de problemas.

  • Fomentar la cooperación. Un clima de cooperación versus uno de competencia asegura un mejor trato entre los pares.

  • Generar la conexión emocional antes que la corrección: La disciplina positiva aplicada a las escuelas ha demostrado que los estudiantes que tienen un sentido de conexión y pertenencia con escuela y son tratados con mayor respeto por sus maestros y se sienten que éstos se preocupan verdaderamente por ellos, son menos propensos a este tipo de conductas.

  • Fomentar la igualdad social, es decir, un ambiente escolar donde todos merecemos el mismo trato.

  • Propiciar espacios donde se enseñe el sentido de comunidad versus el interés individual. Esto se logra a través del aprendizaje cooperativo, donde todos trabajan por una tarea común.

  • Implementar programas preventivo anti-bullying.

  • Trabajar de manera conjunta familia y escuela.

Por último, es importante tener en cuenta que todo de tipo de intervención es más eficaz cuando los adultos comprendemos la magnitud del problema y hacemos incapié en que la clave está en el respeto mutuo. Es decir, nosotros no podemos pedir a los niños que cambien, que sean más respetuosos si es que nosotros no lo somos con ellos. Debemos ser conscientes del papel importante que tenemos en la vida de nuestros niños como modelos de conductas. Tratémoslos con respeto y ellos se lo devolverán al mundo.

“Se el cambio que quieres ver en el mundo” Mahatma Gandhi

Gina Graham Certified Positive Discipline Parenting & Classroom Educator

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