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La sexualidad en la infancia


El tema de la sexualidad infantil es un tema polémico, puesto que muchos padres se niegan a pensar y a aceptar que sus hijos poseen sexualidad desde el momento en que nacen. En efecto, la educación sexual es un proceso que se inicio desde el momento que nace un niño y dura toda una vida, sin embargo a veces no es una tarea fácil para los padres por que se mezclan, nuestras ideas, temores, prejuicios y conceptos en torno a este tema que no lo tenemos tan claro. En lo cotidiano estamos alertas del desarrollo de nuestro hijo, lo estimulamos y estamos muy pendientes de su evolución cuanto al comer solos, a caminar, a que tengan buenos hábitos, etc., pero nos olvidamos de la sexualidad. Existe todavía demasiado tabúes para hablar del tema. Los padres están siempre lanzando elogios al pelo, a los ojitos, a los cachetes del niño, pero no hablan de sus órganos sexuales. Pero debemos tener en cuenta que así hablemos o no del tema, estaremos ya transmitiendo educación sexual a nuestros hijos. El desarrollo de la sexualidad humana empieza con el contacto físico, cuando los bebés son sujetos y acariciados. Eso es necesario y natural que ocurra. No se debe privar al bebé de contactos corporales. Es necesario reconocer al niño como ser sexuado, en relación consigo mismo y con otros, para que se construya una identidad sexual propia. La sexualidad infantil es una de las puertas por la cual el niño desarrolla su personalidad y sus relaciones con la afectividad. La sexualidad es una cosa natural en los seres humanos, una función como tantas otras, como comer, caminar, leer, estudiar, etc. Y como tal, debe ser un tema tratado con naturalidad, honestidad, cariño, y teniendo su propio espacio dentro del proceso educacional del niño. A diferencia de los adultos, el niño que es un ser inocente y no está influencia por su cultura y la conducta de lo que es bueno o malo en cuanto a la sexualidad, no asume sus conductas sexuales como algo malo ni tampoco las experimenta con culpa, es decir, no conoce el tabú. En este sentido, el niño, utiliza su sexualidad, no sólo como fuente de placer, sino que también como fuente de conocimiento. Es un medio para comprender el mundo, para divertirse, para relacionarse, para conocerse a sí mismo y conocer a los demás. El problema por lo general empieza cuando los padres por desinformación, se escandalizan con las actitudes que evidencian alguna presencia de sexualidad en su hijo y lo reprimen violentamente, lo que muchas veces puede producir verdaderos traumas y cuando el niño es adulto puede generar una incapacidad de relacionarse sexualmente y profunda frustración, lo que tendrá como consecuencia trastornos psicológicos. Por ello es fundamental que los padres conozcan qué comportamiento son normales en los niños y niñas. Las etapas de desarrollo del niño son muy diversas y complejas, pero se puede decir a grandes rasgos que antes de los cinco años las conductas relacionadas con la sexualidad son el mamar, el chupar, el querer percibir todo con la boca, bailar, abrazarse, tener objetos de textura suave, e inconscientemente manejan cierto placer con la actividad de higiene y limpieza a la que son sometidos comúnmente por la madre. A partir de los cuatro años, el niño tendrá mayor curiosidad por las zonas genitales y buscará comparase con otros niños e incluso con adultos. Es ahí donde empiezan las preguntas difíciles como ¿por qué yo no tengo lo mismo que papá o mi hermano, o ¿por qué tus pechos son grandes y los de papá no?, por mencionar algunos ejemplos. Es importante que nosotros como padres, mantengamos la calma frente a estas preguntas y no nos turbemos y respondamos con naturalidad y sobretodo con la verdad. Si desconocemos del tema, entonces nos informaremos por el bien de nuestro hijo, pero jamás le demos una información errónea. A esta edad el género del niño no está bien definido (pues el género no sólo depende del condicionamiento biológico que indica que se es hombre o mujer), y tal vez veamos que adopten conductas femeninas y masculinas indistintamente. Pero esto no debe ser razón para preocuparse, sino que todos lo vivimos en alguna etapa del desarrollo, y luego es superada. Dependiendo de la actitud de los padres, los niños aprenden si el sexo es bonito o feo, correcto o incorrecto, un tema de conversación o no. Los padres son un modelo con sus actitudes, hablen o no del tema. Que nuestro hijo no pregunte no significa que no quiera saber. Puede que simplemente no se anima a preguntar con miedo de la actitud que sus padres tendrán hacia el tema. Es que aún hoy en día, en muchas casas, cuando un niño pregunta algo relacionado a la sexualidad es mal interpretado como “grosero” porque lo preguntó en voz alta, “mal educado” porque lo preguntó a otra persona, “fuera de lugar” porque preguntó en la escuela, o “degenerado” porque se siente demasiado interesado y curioso en el tema. Los padres deben tener muy claro el tipo de orientación que desean dar a sus hijos. Deben considerar que hoy día los niños están muy expuestos a todo tipo de información sobre el sexo (medios de comunicación, juguetes, programas de televisión, dibujos animados, etc.). Por ello es importante estar alerta, y “vigilar” las actividades de nuestros hijos, y si es el caso, ofrecer nuevas opciones de entretenimiento, buscando programas, comprando discos y ropas que estén de acuerdo con la edad del niño, y así garantizando un mínimo de protección. Es conveniente que los niños no sobrepasen etapas. Que no abandonen los juegos infantiles por imitaciones más adultas y comportamientos similares. La información adecuada a los hijos les ayudará después a enfrentarse a un posible abuso sexual, a una enfermedad, etc. En resumen, les protegerá.

“La sexualidad puede ser tan casta como el cielo azul despejado de nubes” (Krishnamurti)


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