Factores de riesgo en la adolescencia
El ritmo de vida que llevan las familias hoy en día es tan acelerado que cada vez son menos las oportunidades para hablar con nuestros hijos e hijas, sobre todo en estos tiempos que nos exigen ampliar los canales de comunicación con ellos y ellas para prevenirlos de los riesgos que están expuestos al llegar a la adolescencia, puesto que esta es una población de riesgo debido a los cambios que experimentan en esta etapa tales como el deseo de autonomía y deseo de experimentar cosas nuevas, en este sentido, la familia debe estar alerta a cualquier cambio que observara en sus hijos e hijas y prestarles mayor atención y apoyo. Uno de los mayores riesgos que enfrentan son las Drogas. A pesar de la información que se imparte en colegios y a través de los medios de comunicación, su consumo sigue en aumento, por lo que se deben reducir los riesgos y aumentar la factores de protección desde y en la familia. Pero empecemos defindiendo qué son las drogas y cuáles son. Las drogas son sustancias cuyos componentes químicos alteran las funciones normales de los seres humanos. Existen sustancias como el alcohol y la nicotina (tabaco) que se venden de forma legal; otras son consideradas como ilegales, como la marihuana, la cocaína, el éxtasis en otras. Las drogas ingresan al organismo de diferentes maneras: pueden ingerirse como por ejemplo el alcohol y los medicamentos, se fuman como el tabaco y la marihuana, pueden administrarse por la vía endovenosa (inyectada) como la heroína y también pueden ser aspiradas por la nariz como la cocaína o por la boca como el terokal. Las drogas tiene la cualidad de producir adicción, ya que poseen efectos aparentemente placenteros que suelen llevar a quien las prueban, a buscarlas nuevamente para experimentar dichos efectos, a esto se conoce como tolerancia y está encadenado a otra situación que se conoce como dependencia, la cual puede ser física y psicológica. La primera se presenta cuando los agentes químicos de las sustancias invaden el cuerpo y cerebro. La segunda es el estado emocional de búsqueda vehemente de la sustancia. Es por ambos fenómenos (tolerancia y dependencia) que del uso ocasional de las drogas, puede pasarse al abuso y adicción. Pero no solamente nos vemos enfrentados al problema de las drogas, hoy tenemos un nuevo flagelo que son los trastornos alimenticios: anorexia y bulimia. Cada vez observamos más adolescentes obsesionados y obsesionadas por el tema del peso o con la idea de tener la “figura perfecta”, realizando dietas desmedidas motivados y motivadas por la insatisfacción que les genera su imagen corporal o por la “moda”. Un trastorno alimenticio es un problema psicológico que se manifiesta a nivel físico, generado por la insatisfacción corporal que manifiesta la persona, sumado a la influencia y presión social por el excesivo culto al cuerpo. Abarca todos aquellos comportamientos relacionados a la ingestión de alimentos: obesidad, ingesta compulsiva de alimentos o “binge eating”, anorexia nerviosa y bulimia nerviosa. Los más conocidos y frecuentes son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa. Estos dos trastornos generan insatisfacción y estados emocionales negativos como ansiedad en torno a la comida, el peso y la propia imagen corporal que pueden desencadenar serios problemas físicos y psicológicos para la vida de la persona.
¿Cómo proteger a nuestros hijos e hijas de estos riesgos? Debemos tener en cuenta que, en nuestras manos está la posibilidad de reducir los riesgos y brindar protección a nuestros hijos e hijas. Para ello, lo primer que tenemos que hacer es asumir la responsabilidad que tenemos como padres y madres y tomar acciones concretas en la crianza de nuestros hijos e hijas, puesto que es en la familia donde aprenderán todo lo necesario para tener una adecuada calidad de vida.
Para lograrlo les recomiendo lo siguiente:
Tenga reuniones regulares con sus hijos e hijas y trate de programar citas con ellos/llas así como reuniones familiares. Estas citas van desde ir a comer juntos y jugar algún juego de mesa una vez por semana. Esto incrementará la comunicación con ellos y que ésta sea más abierta y cordial.
Si usted y su hijo(a) están caminando por la calle y ven a un grupo de adolescentes bebiendo alcohol, aproveche para hablarle sobre los efectos negativos del consumo del alcohol.
Vea la televisión con sus hijos y pregúnteles su opinión.
Cuando vea un comercial de antidrogas en la televisión, aproveche el momento para hablar sobre el tema de las drogas. Pregúnteles qué opinan sobre el comercial.
Enséñeles a llevar una vida saludable inculcándoles hábitos de alimentación sana y de actividad física adecuadas a sus facultades.
Ayúdelos a reconocer sus capacidades y limitaciones infundiéndoles seguridad en sus propios valores y se acepten como realmente son.
Fomente la autonomía para que sean capaces de evitar que los excesivos mensajes de los medios de comunicación sobre una imagen corporal falsamente perfecta olvidándose de los valores integrales de la persona.
Escúchelos cuando les hablen y mírelos cuando lo hagan. Pregúnteles cómo le fue en su día, qué hicieron en el colegio y sobre la relación con sus amigos.
Involúcrese de manera activa en su vida. Vaya a sus eventos, por ejemplo, a los deportes, partidos, obras, programas, etc.
Juegue juegos con ellos.
Conozca a sus amigos y entérese dónde están.
Ponga expectativas claras acerca de los espera de ellos y de comportamiento.
Sea consistente en su instrucción y disciplina.
Pídales su opinión y hágales saber que importante es para usted.
“Tus brazos siempre se abren cuando necesito un abrazo. Tu corazón sabe comprender cuándo necesito un/a amigo/a. Tus ojos sensibles se endurecen cuando necesito una lección. Tu fuerza y tu amor me han dirigido por la vida y me han dado las alas que necesitaba para volar”