Crianza Positiva
Una de las tareas más difíciles que puede existir en la vida es la de criar a los hijos e hijas, sobre todo en esta época que tenemos cada vez menos tiempo y grandes exigencias.
¿Qué es la crianza positiva?
La crianza positiva, es un estilo de educación que permite afianzar las relaciones entre padres/madres e hijos/as a través del compromiso entre ellos. Además, aumenta los logros académicos y las expectativas sobre el futuro, les inculca autoestima y confianza en sí mismos y reduce los problemas de conducta.
La crianza positiva apuesta por una educación sin violencia en donde las consecuencias cuando las normas se incumplen y la forma de relacionarse con los niños, niñas y adolescentes está soportada en el reconocimiento y el afecto.
Este tipo de crianza exige tener cuidado con lo que se dice y se hace para evitar dañar o lastimar a nuestros hijos e hijos a través de sus actos o comentarios. Es decir, no sólo es dedicarse a enseñar reglas y normas, sino también enseñar a ser observadores e inteligentes.
Nosotros como padres y madres debemos analizar el significado de cada palabra con precaución y hablar con nuestros/as hijos/as de la necesidad de ser precavidos. Piense ejemplos de cómo usar la precaución dentro y fuera del hogar. Señálele que no puede controlar a los demás pero sí puede controlar sus propias reacciones, es decir ser inteligente emocionalmente.
Los padres y madres que usan la crianza positiva constante les dan a sus hijos/as mensajes ME IMPORTAS, esto no es a nivel verbal, significa participar en la mayor cantidad de interacciones positivas con nuestros hijos.
La Naturaleza de la Crianza Positiva
Los padres y madres que usan una crianza positiva respetan, acompañan y apoyan a sus hijos. Estos hijos se sienten con más libertad de compartir sus ideas y sentimientos, escoger opciones, y hacer preguntas. Hay muchas técnicas para criar de manera positiva, desde la disciplina positiva que los padres pueden considerar. Aquí les damos algunas sugerencias:
Ofrezca frases positivas: “Mira que bien estás cortando esas manzanas!” Haga preguntas: “¿Qué debemos de hacer después?”
Use apropiado lenguaje corporal: Mueva la cabeza, sonría, y mire directamente a los niños.
Baje su posición corporal: Agáchese, hínquese, o siéntese al nivel de los niños.
Reestructure el ambiente: Quite objetos que inviten a una mala conducta.
NO premie ni castigue. En vez, enséñeles autodisciplina.
Dirija la conducta: “Aquí está una esponja para poder limpiar la mesa.”
Distracción: Guillermo coloca su triciclo en un espacio no adecuado. “¿Puedes venir con tu triciclo conmigo por acá?.”
Brinde opciones:”Debemos recoger primero los bloques azules o los amarillos?”
Anime los intentos de los niños: Mientras sacude los muebles, Pedro mueve el plumero alrededor del cuarto. “Puedo ver que sacudiste el estante y las sillas. Se ven muy limpio.”
Controle su propio comportamiento. Al fin y al cabo es el único que podemos controlar.
Empodere a sus hijos. Devuélvales su poder para que lo usen de manera constructiva.
Capacítelos. Enséñeles primero, luego supervise y luego déjelos intentarlo solos.
Demuestre conducta deseable: Los padres se lavan las manos con jabón y agua antes de cada comida, tanto como se lo piden a los hijos que lo hagan.
Ignore malas conductas: Alejandra hace caras chistosas mientras come su cena. Mamá y Papá no responden.
Ponga límites específicos: David continúa aventando los carritos. Papá le dice a David que guarde los carritos.
Tome un descanso: Enseña en tiempo fuera positivo, un área de descanso, para calmarse y luego poder solucionar problemas.
Motive, motive y motive.
Ser padres no es tarea fácil, sin embargo día a día vamos aprendiendo y el amor a nuestros hijos, sumando a buenos consejos guiará nuestro camino.